Aprender escritura y aprender a escribir

Aprender escritura y aprender a escribir

En estos años he hablado varias veces de los cursos de escritura y similares, de si sirven o no. Mi opinión es que no lo hacen para aprender a escribir. No importa que cada tema lo enseñe un Nobel, no hay manera de instalar dentro de ti todo lo que ese maestro lleva dentro y lo llevó hasta donde está en su viaje. Y si lo hiciera, al final sólo serías una imitación pálida de quien te enseñó. Y no queremos eso.

Para lo que sí sirven, y pensaba que la distinción estaba clara, pero hace poco me quedó patente lo contrario, es para aprender escritura.

Pero aprender escritura no es aprender a escribir, como aprender música no faculta necesariamente para componer canciones excelentes.

Por supuesto que cualquier escritor que tenga un mínimo respeto por sí mismo, y por el arte que profesa, querrá conocer todo lo que tiene que ver con él. Que Joseph Campbell no suene a chino, explorar otras formas de crear historias como el kishōtenketsu, qué es el tema, los conflictos, antagonismo y protagonismo, cómo surge, qué hace bueno a un personaje, las subtramas y mucho más.

Creo que un escritor debe ser un estudioso de su arte y todo lo que lo rodea y compone, como la ortografía y gramática impecables, o las distintas literaturas del mundo y su historia. De hecho, soy tan anticuado, que también pienso que todo escritor debe aprender mecanografía por razones prácticas que ahora no vienen al caso, pero de las que quizá hablaré un día.

Casi siempre leo libros por disfrute, pero no pocos han sido adrede para aprender más sobre lo que hago, conocer perspectivas diferentes, sumergirme en géneros poco habituales…

Eso lo pueden enseñar los cursos y hay escritores especialmente dotados para conceptualizar estas cosas de una manera que llegue. Sin embargo, puedes saber todo eso y seguir escribiendo como ChatGPT. O puede que tengas ese síndrome de subirte al ring del que ya he hablado, durante el cual se te olvida todo tu conocimiento enciclopédico a la hora de la verdad o, simplemente, la cabeza y la mano se niegan a aplicarlo por razones que no comprendes del todo. Cualquier parecido de la teoría con la realidad ante la hoja en blanco es mera coincidencia, porque aprender escritura no es aprender a escribir bien.

Lo segundo requiere mucha práctica para quitar las paletadas de tierra que cubren el tesoro. Y no cualquier práctica, sino una deliberada que camine por la frontera de tus límites con el fin de desafiarlos, agrandarlos y crecer. Igual que requiere leer libros buenos que hagan su papel de transformarte poco a poco con las emociones que te producen y moldean. Ya sabes a qué me refiero si lees, y nada tiene que ver con fijarse en cómo resuelve la trama un escritor, o analizar qué recursos ha usado aquí y allá.

Hacer eso, al menos para mí, arruina la experiencia de lectura.

Me refiero a la huella que dejan los libros buenos, a que no eres el mismo cuando empiezas uno, que cuando lo terminas. A que el verdadero trabajo que hacen no es patente a primera vista.

Esas dos cosas son las que creo que enseñan a escribir. Pero ¿enseñar escritura? Claro que se puede con cursos y libros, y el escritor que se precie de serlo debe aprender los mecanismos, las estructuras, el cómo funciona y toda la teoría.

Muchos quieren obviar eso por derecho de nacimiento y allá ellos, porque si hay otra cosa inevitable en esto es el ego. Sin embargo, mientras que jamás pretenderíamos tocar el violín en un mes, o decir que somos expertos sin conocer su teoría y práctica, en la escritura siempre hubo barra libre. Todo el mundo sabe, todo el mundo cree que su historia habría que escribirla, porque lo que le pasa a él, no le pasa a nadie.

Le pasa a todo el mundo y, de hecho, los que dicen eso siempre salen con unas tabarras increíblemente tópicas, tropos aburridos y viajes emocionales planos.

Por eso, para empezar, que todo el mundo haga lo que quiera con este tema, faltaría más. Y si crees que te faltan esos fundamentos del arte (que siempre faltan y siempre queda mucho que aprender), adelante si conectas mejor con cursos o lo que sea. Simplemente, hay que templar las expectativas para no morirnos cuando nos caigamos de ellas. Porque puedes (debes) leer todos los libros de teoría, pero escribir bien es otra cosa.