Hablo a menudo de todo lo que pide la escritura a cambio de aparentemente nada, y es mucho si la tomas mínimamente en serio, pero no es cierto que sea a cambio de nada.
Es verdad que el sueño de fama siempre será cosa de otros, pero está bien, porque quizá comenzamos a escribir tentados por esa falsa promesa, pero continuamos por otras que pronto nos damos cuenta de que son mucho más valiosas.
Porque la escritura pide, pero la escritura da. Y lo que concede (y me parece más importante) es algo de lo que hablo a menudo, ese consuelo, tanto para lo cotidiano, como para lo que compartimos todos tarde o temprano: la ruptura, la pérdida, la melancolía, encontrarnos perdidos y tener que continuar de todos modos. No podremos evitar todo eso, pero la escritura (y la lectura, pero hoy hablo de escritura) concede un lugar en el que todo eso tendrá que esperar a que acabemos. Concede un lugar en el que comprenderemos un poco mejor lo que nos sucede y cómo es la experiencia humana.
Recuerdo cierta época, hace ya más de veinte años, en la que todo parecía venirse abajo a mi alrededor, pero cada tarde de un verano insoportable, de cuatro a seis en las peores horas de sol, escribía y nada más allá del mundo que estaba creando era capaz de existir o tenía poder. La escritura me lanzó ese salvavidas al agua y cada día me agarraba a él y esto es lo bueno, que la historia era muy mala y yo todavía mucho peor contándola.
Pero no importaba en absoluto.
Porque la escritura me concedía un refugio y se convirtió en mi momento a salvo de todo.
El consuelo no es lo único que da, ni mucho menos, porque con el tiempo, si te esfuerzas por aprender y mejorar, consigues poco a poco una comprensión más profunda de lo que te rodea, de las personas, de las situaciones, de lo que hay tras ellas y no se ve, pero las mueven y son lo fundamental: las emociones, los anhelos, las cosas que nunca se dicen, pero son lo más importante. Al fin y al cabo, necesitas esa comprensión para escribir bien cualquier cosa que quieras contar.
Y lo mejor de todo es que no tienes que hacer nada especial para lograrlo, sólo leer y escribir con la dedicación que merece todo lo que importa. No hace falta tratar de desentrañar nada de lo que lees, ni en estilo, ni en mecanismos, ni con un análisis sesudo de lo que el autor ha querido hacer o cómo. El trabajo de los libros es, en gran parte, inconsciente y silencioso, como comentaba la semana pasada.
Si escribes importándote lo que haces, empiezas a comprender mejor a los demás, quieras o no, empiezas a ver las dinámicas que hay por debajo, los pequeños detalles, lo que ocurre en realidad…
Del mismo modo, te conviertes inevitablemente en un mejor contador de historias en general y, la verdad, algunas de las mejores personas que he tenido alrededor también lo son. Una buena historia puede otorgar el mayor poder al que podemos aspirar, dejar a los demás mejor de lo que los encontramos.
La parte «negativa», quizá, es que cuando ves o lees historias de otros, vas perdiendo cierta inocencia y capacidad de sorpresa. Detectas los giros de la historia, lo que van a decir a continuación en muchas ocasiones, quién es el traidor y lo que sucederá. Pero está bien, porque cuando no es así, te sorprende aún más y, si la historia es lo bastante buena, te inspira a hacer lo mismo y quieres escribir algo que haga sentir de manera similar.
Y todo esto, sin entrar siquiera en los enormes beneficios que la escritura tiene tanto para la salud mental, como para la física.
Una búsqueda un poco más allá de los primeros resultados de mierda, que ahora siempre ofrece Internet cuando buscas algo, nos los revelará, si es que queremos saber más sobre ello. Pero baste decir que, desde terapias narrativas, hasta el arte perdido de llevar un simple diario pueden mejorar una vida que, conforme soplas velas de cumpleaños, parece convertirse en achicar agua todo el rato, como bien dice Paco Roca en su genial La casa.
A veces lo conseguiremos y otras no, pero de lo que no tengo duda es de que, si miramos en dirección a la escritura, veremos un salvavidas en esa agua.