El inevitable balance de otro año

El inevitable balance de otro año

Todo el mundo aprovecha estos días para hacer balance del año y yo también. Los días alrededor del cumpleaños y la Nochevieja son para agobiarse por todo aquello que no hiciste y lo que aún queda por hacer, las promesas que quedaron en nada, los buenos propósitos del enero que embarrancaron en las costas de febrero.

Pero también creo que son para pensar en ese puñado de victorias pequeñas que siempre hay, y agradecerlas.

Cuando se trata de escribir y escritores, somos especialistas en el primer párrafo y patéticos en el segundo. «En esta casa se celebra todo», me enseñó alguien a quien quiero mucho, así que creo que merece la pena contar y agradecer triunfos, por humildes que sean. Los principales, esas sesiones de escritura que terminaron recordándonos por qué hacemos lo que hacemos, y también aquellas que parecieron frustrantes, pero necesarias para tener las buenas.

En mi caso, 2023 también fue el año en el que volví a abrir un poco, un poquito solo, mi escritura de nuevo, tras mucho tiempo sin ganas o necesidad de que otros leyeran lo que suele quedar entre la mañana y yo.

Quizá, el dato más curioso de 2023 es este. Un relato llamado «Mamá ha muerto» me valió un premio literario que me permitió conocer un precioso pueblo de los Pirineos. La legendaria revista de género negro Calibre 38 me seleccionó como finalista de su certamen anual y me publicó otro cuento este año. ¿Cómo se titulaba? «La muerte de mamá». Por último, Ediciones El Transbordador me eligió también entre muchos para publicar «Mamá», un relato exclusivo para sus mecenas de Patreon que se publicó en diciembre de este mismo año.

(Las ediciones en papel para mecenas son las de la imagen que encabeza este escrito, lo cierto es que el cariño que le pone Transbordador muestra que aún queda a quien le importan los libros. Y los nombres que vienen tras de mí, con titanes como Cristina Jurado, merecen mucho la pena).

Aunque no lo parezca por los títulos, ninguno de los tres cuentos se parecen en absolutamente nada, ni en género, ni en desarrollo, ni en estilo, además de estar escritos en momentos muy diferentes del tiempo. Pero se juntaron este 2023 en una coincidencia francamente curiosa.

Siguiendo con concursos, que parece una de las cosas que más interés despierta cuando hablo de ella, comentar que, además de lo anterior, han caído un puñado más de finalistas, terceros y quintos premios… y no tienen nada que ver con madres, hijos o familia.

En general, no me he ido completamente de vacío 8 veces durante este 2023. Una cifra que ni se acerca a los «profesionales», pero he aquí la pregunta que muchos se hacen.

¿Y en cuántos certámenes has participado? Porque esa es la clave para la perspectiva.

Pues 139.

Y es posible que aún envíe algo en los días que quedan de año, igual que varios concursos en los que participo se fallarán en 2024. Sí, eso implica 131 negativas virtuales, porque lo raro es acertar. Como curiosidad, me enviaron los resultados de un par de certámenes recientes en los que no gané nada y en ambos se habían superado los 1.300 envíos. A ver cómo seleccionas el «mejor» de todos ellos.

Lo digo por dar una idea fiel del contexto, que los escritores somos muy dados a maquillar nuestro jardín, pero, como se puede ver, no es tan verde, además de las peculiaridades de los concursos literarios que ya comenté también aquí.

Aparte de esto, no mucho, porque no hablo de proyectos sin terminar, me parece una costumbre demasiado extendida que no va conmigo. Y que lo más importante no es lo que se dice, es lo que se escribe, se publique o no, gane o no, se enseñe o no.

Porque siempre he creído que la escritura es un acto íntimo y un refugio a salvo de todo. Y espero que también lo sea en 2024.


P.D. Es posible que este sea el último escrito del año, pero no estoy seguro. Ya veré si la semana que viene subo algo o no, voy a darme el lujo de hacer lo que me apetezca en el momento. Lo que no romperé, porque soy demasiado rígido para mi propio bien, es la tradición del relato de Nochevieja.

Como siempre, un cuento efímero el día 31 de diciembre, que sólo estará publicado 24 horas en esta web, antes de desaparecer para siempre.